‘Sonetos del útero’, el nuevo libro de poemas de Óscar Curieses, editado por Bartleby, ya está en la calle. Reseña por Luis Luna

Sonetos del útero ofrece textos umbilicales construidos sobre la base del complejo entramado de relaciones que se establecen entre el/los ancestro/s y su progenie desde la concepción hasta la extinción nunca absoluta. Entramado que tiene como nudo axial la percepción de que uno mismo es ancestro y, por tanto, parte de esa cadena que construye infinito.

El Padre, engendrador, devorador, saturnal, se construye in absentia y se instala en un lugar donde Tiempo y Espacio se alzan como coordenadas para la desaparición. En ese territorio, el claroscuro es la técnica fundamental, el andamio desde donde se construyen estas auténticas pinturas negras. La analogía con Goya no acaba ahí, sino que se expande por la angustia, la pasión, el desconcierto y el ritmo excepcional que se destila en las composiciones. También Picasso está presente en la forma particular de trabajar la perspectiva y la estructura del soneto, consiguiendo una suerte de cubismo poético. El expresionismo de la escuela alemana, muy acusado, se deja notar en el tratamiento de la naturaleza, con elementos de paisaje característicos del Grupo Die Brücke.

El conjunto, pues, contiene las pulsiones fundamentales, eros y thánatos, trabajadas de un modo fractal, desde diversos ángulos, desde diversas voces -que se disuelven, por supuesto, en la voz unitaria que subyace- y desde muy diversos y profundos estados de percepción que incluyen la alucinación y el éxtasis.

Este método de trabajo implica, necesariamente, un forzamiento del lenguaje y las formas poéticas, una batalla explícita contra la esclerosis que afecta a determinados materiales lingüísticos, manoseados por un canon que se quiere único y restrictivo. Estamos ante un lenguaje de la diferencia, un lenguaje insumiso que es el que es porque se ajusta al fondo de lo que expresa y es, por tanto, cambiante y complejo, ajeno a las facilidades del discurso establecido, constituyendo así una parte fundamental del hecho artístico. Esta premisa, la de que el material es un factor insoslayable en la creación, tantas veces olvidada e incluso estigmatizada en el trabajo poético, es un valor añadido a la labor de Curieses. Le dota de especificidad dentro del panorama y le acerca al trabajo de muchos otros creadores que, desde distintas ramas, están reclamando la revisión del arte comenzada en las Vanguardias y que no se ha extinguido desde entonces. Sonetos del útero, aporta, al mismo tiempo, un hecho fundamental: la apelación al lector para que despierte, para que realice un trabajo de descodificación y re-construcción de los textos a partir de su propio bagaje intelectual, restituyéndole así la importancia que merece.

En ese contexto, la edición de Bartleby supone dos aspectos esenciales: en primer lugar, constituye un espaldarazo fundamental a una obra que, incluso soterrada, apuntaba desde sus inicios una altísima calidad; y, significativamente, la elección por un discurso poético distinto. Una elección que estimula y alienta otras formas de crear, otras formas de decir.

Luis Luna

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