Georges Bernanos (Francia, 1888-1948) resume en Diario de un cura rural , aparecido en 1936, desde su “exilio” de Mallorca, las intenciones de toda su producción literaria (Ediciones Encuentro, Madrid, 1999, 288 págs., trad. de Jesús Ruiz Ruiz). La vida en una Europa convulsa llevó a muchos autores a plantearse los problemas de la existencia del hombre desde el pesimismo y la nada. El escritor francés, por el contrario, hace que sus personajes busquen en la fe la solución para todos estos problemas.
Pero esta novela no es un texto simplista, sino que es la historia de un martirio. Porque en definitiva eso es la lucha interna de un hombre entre el bien y el mal, entre sus creencias y sus compromisos, y esa es la vivencia del protagonista. Contempla su interior ayudado por los acontecimientos exteriores (dolor y desolación) y por sus pensamientos y soliloquios, haciéndose las preguntas últimas. Parece distanciarse cada vez más de Dios pero, sin embargo, éste parece volver siempre a su encuentro. Bernanos elige para su novela el formato de un diario con una intención clara: mostrarnos que la vida no es algo lineal. Que no todo lo que hacemos nos satisface, sino que si pudiéramos, enmendaríamos muchas cosas. Cuando alguien empieza a escribir un diario, pretende describir las emociones al momento, pero al volver sobre lo escrito, nunca se encuentra satisfecho con lo expresado. Uno reflexiona y corrige, contradiciéndose en ocasiones, o asustándose por haber reflejado pensamientos demasiado sinceros en un papel. Así ocurre en este libro, se nos dice que se han arrancado páginas o que algunos párrafos han sido borrados. La personalidad del protagonista se va forjando. Georges Bernanos no nos cuenta todo. El autor busca que imaginemos y descubramos, a nuestra manera, a este cura de pueblo, que vive en un estado de humildad y pobreza, alejado de todo poder. El cura de Ambricourt es un ser doliente dentro de la Iglesia. Escucha el silencio de Dios. Sin embargo, su existencia, a la manera de nuestro San Manuel bueno, mártir, de Miguel de Unamuno, transforma vidas.
La novela está escrita desde la sencillez, lo que proporciona al texto fuerza y claridad de ideas. El alma del sacerdote la tenemos ante nosotros. Las palabras proporcionan el orden que el cura va buscando en su “peregrinar” a lo largo de los días y de las páginas del diario. Habla sobre la soledad del sacerdocio (“Un verdadero sacerdote no es nunca amado”), pero también de la del hombre. Muchos hombres relegan la creencia porque les estorba en la vida, pero también hay personas que han dejado de amarse. Y cómo entonces, ¿amaremos a los demás? El mensaje de Bernanos desde el misticismo es que el dolor humano es necesario “para completar la pasión de Cristo”.
Almudena Revilla
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